18/10/10

La conciencia de las pulgas

El otro día fui a ver Wall Street: el dinero nunca duerme y escuché que la inconsciencia consistía en hacer una y otra vez lo mismo esperando resultados diferentes y que todos nos veíamos abocados a ella por un exceso de optimismo y confianza. Evidentemente, esta definición habría que ponerla en relación con la trama argumental de la película, pero descontextualizada me hizo recordar una historia que me contó un amigo sobre cómo domesticar una pulga: se encierra en un frasco y, tras varios taponazos contra la tapa, ésta puede retirarse sin que la pulga salte por encima de ese tope imaginario.
El caso es que pensé si no habría un término medio entre el inconsciente esperanzado y los cobardes encerrados en un frasco, condenados a no hacer nada diferente, a no saltar jamás por encima de la tapa (ahora inexistente). Quizá el factor tiempo tenga algo que decir: puede ser que lo que en su día dio un resultado "x", ahora arroje otro "y" y que sea precisamente esta posibilidad (inconsciente o no) la que nos diferencie, como seres humanos, de la fauna domesticada.